«Se atrevido, se diferente, se poco práctico,
se cualquier cosa que asegure tu objetivo
y tu visión imaginativa frente a los jugadores seguros,
las criaturas comunes,
los esclavos de lo ordinario.»
(Peter Lindbergh)
Mi chico de las alturas
el de un metro infinito,
sabe cómo hacer arder un colchón sin apenas rozarlo.
Sin apenas tocarme.
Su dulzura revuelve, envuelve, conmueve
me incita, excita,
y como la ciudad,
su mirada me saca a bailar
a horas imposibles.
Me cubro de seda y trasparencias
de piel y saliva.
De su voz al otro lado …
De la noche envuelta en llamas
regalándose entre mis piernas
con tanta urgencia
como deleite.
Mi chico de las alturas
me eleva a una nube espacial
especial, otras tantas
en la que rozo, si alargo mis dedos, alguna estrella
de los cielos de Madrid.
L.S.
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