-Tus palabras son desordenes para mí.-
Me susurraste y callaste después.
-Corazón, déjame follar tu sonrisa-
Le contesté.
Y me escribiste, porque te expresas mejor así:
-Tus letras desordenan mi memoria
y entonces comienzo a navegar entre intenciones y maniobras caóticas.
Deseo y miedo nublan mi voluntad.
Me hablas y me deleito entre las vocales de tu nombre
mientras te imagino a escondidas, desnuda,
eterna, vulnerable.
Tan fuerte.
Tan tuya.
Desordenas y ordenas mi caos, mis noches y mi voluntad.
Aún así, quédate, permanece.-
Y me quedé.
Y me sigo quedando.
«Vuestra revolución ya no me interesa,
he descubierto un cosmos dentro de mí».
(Marat/Sade)
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Lara querida…
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«Tres cosas admiro profundamente; una cuarta no la entiendo:
«el rastro del águila en el cielo,
«el rastro de la serpiente en la roca,
«el rastro del barco en el mar,
«y el rastro de la mujer en el hombre.»
(Libro de los Proverbios).
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Tu buen gusto y tú…)
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