Hay árboles de hoja perenne y otros de hoja caduca.
También hay esclavos de obsolescencia programada y otros con los que se puede contar siempre. No hasta dos o hasta diez, sino contar, como decia Benedetti.
Gracias a todos por igual por vuestra valentía y por la confianza en mi mano guia.
Muchos habeis sido musos sin apenas sospecharlo, de mis letras y de alguna caricia clandestina que jamás confesaré.
Mil besos para todos. Con cada uno de vosotros yo también he aprendido , el pasito hacía adelante ha sido mutuo.
Gracias por las risas, los besos, la obediencia, la entrega. Por la fuerza que esconde la vulnerabilidad. Por las ganas de sentir y experimentar.
Hoy mis letras dejan la perversión a un lado y lo hacen para enviaros este agradecimiento pasado por sol y nubes de julio.
Esto no es una despedida, sigo por aquí planeando juegos maquiavelicos nuevos y escribiendo, sobre todo cuando llegas tú como si nada, despiertas mi deseo como si todo, coges tu barco y te vas a luchar con Poseidon o con quien se tercie.
O cuando te veo a ti, cargado de libros, filósofos e ideas tan delirantes como excitantes. Me propones un viaje al fin del mumdo y yo voy y te digo sí.
Os beso.
Os siento.

L.S.
«A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo».